Preguntas que no buscan respuestas

Joao pensaba que el mundo no tenia sentido, le surgia desde el interior, como incógnitas que le desgarraban la cabeza de tanto pensar.
Desde la ventana, observaba, como la lluvia limpiaba los árboles del parque. Sentía que la vida era algo más grande, más importante que estar varias horas del día dentro de una oficina. Pero, se culpaba por pensarlo, por sentirse distinto.
No estaba depresivo, era algo más profundo, ese era su diagnóstico. Él era consciente de lo que le sucedía, no sabia como explicarlo, tampoco a quien explicarselo.
Tenia la intuición de que vivimos sin vivir, es decir dormimos toda nuestra estadía en este espacio y tiempo.
Por momentos, en su cabeza, la tormenta se ponía más oscura. Las preguntas y las imágenes, se clavaban como agujas.
Buscaba respuestas, algo certero que de muestra de nuestra significancia en el planeta.
Sin embargo, sus interrogantes no ansiaban respuestas. Quizás, detrás de ellas, se escondía su dolor por este mundo, por las injusticias, los horrores y, su temor por confirmar que, al fin y a cabo, somos un suspiro en la inmensidad del tiempo.

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